Skip to main content

Si lo de aprender a manejar los miedos y los nervios cuando vas a hacer magia te interesa, quédate conmigo hasta el final.

En un artículo anterior empezamos a hablar sobre esta cuestión. Hoy se viene la segunda parte (y más que vendrán).

Todo surgió por un comentario de un alumno:

«Hola, mi cuestión es como poder enfrentar un truco de magia delante de las personas y perder tus miedos y tus nervios ante ese acto de realizar magia»

Ya dijimos que tener miedo es algo que viene de serie con ser humano.

Si eres humano, vas a tener miedo.

Si eres humano y mago, también.

De lo que se trata es de aprender a utilizarlo a nuestro favor.

Y para ello debemos conocer primero las diferentes formas que tenemos de “escapar” del miedo.

Vamos con un ejemplo.

Imagina que aprendes un truco de cartomagia y tienes mucha ilusión por compartirlo con tus amigos.

Al día siguiente quedas con ellos, ya ves sus caras sorprendidas al final del juego, sacas la baraja de cartas y les dices que vas a hacerles un truco de magia.

Mientras abres el estuche, las manos empiezan a temblar, tu voz suena entrecortada, miras al suelo esperando que no se note, se te caen unas cartas al suelo, ya no sabes cómo empezaba el juego… y en el mejor de los casos terminas de hacer el truco pero te quedas con una sensación extraña.

Es normal.

Te habías preparado con mucha ilusión para sorprender a tus amigos y la cosa no ha salido como tú esperabas.

¿Cómo crees que te sentirás la próxima vez que vayas a hacer magia?

¿Crees que tendrás más o menos confianza en ti mismo después de este incómodo momento?

Puede que en la siguiente ocasión todo salga bien.

O puede que no.

Y si la situación se repite varias veces… lo más normal del mundo es querer evitarla a toda costa.

¿Quién quiere pasarlo mal haciendo magia?

Nadie.

Y es justo aquí donde aparece una de las curiosas trampas del miedo: querer evitarlo no ayuda a solucionarlo, al contrario.

Según el libro Emociones: Instrucciones de uso (Enfoque estratégico) de Giorgio Nardone:

«Evitar aquello que nos asusta es una tendencia natural, pero si esta se intensifica como una respuesta generalizada contra cualquier estímulo amenazador no hace más que confirmar la incapacidad de hacer frente a una amenaza y aumenta la falta de estima del sujeto, lo cual a su vez agrava la sensación de peligro.»

Cuanto más evites afrontar lo que temes, más temido se vuelve y más difícil resulta enfrentarlo.

Cada evitación amplifica el miedo.

Intentando huir de aquello que temes, lo produces.

Enric Lladó lo dice así: «Es la Ley Natural del Miedo Innecesario: provocamos lo que pretendemos evitar.»

➡️ Pero además, hay una consecuencia muy triste en todo esto: si evitas realizar un nuevo truco de magia por miedo a que se te caigan las cartas, por temor a quedarte en blanco, por pánico a ponerte muy nervioso… entonces el mundo se pierde algo muy importante:

Tu magia.

Y con ella la oportunidad de seguir ilusionando a las personas que se crucen en tu camino.

¿Todavía crees que es buena idea evitar los miedos y los nervios cuando queremos hacer magia?

En el próximo artículo vamos a ver qué podemos hacer para utilizar el miedo y no dejar que nos utilice él a nosotros.

Un abrazo y que tengas una gran semana.

PD: «El miedo no es nunca el problema, es la solución. Ponemos el miedo como excusa porque no sabemos utilizarlo. Tenemos miedo. Tenemos un regalo.» — David Testal

One Comment

Leave a Reply

¿Qué necesitas?